Los cambios económicos y técnicos, la importancia que ha ganado la industria de los alimentos en discursos respecto de la “buena alimentación”, las formas de habitar las grandes ciudades, los flujos de personas, los cambios en el mercado, entre otros muchos factores, generan nuevos patrones de consumo.
Para poder destacarse en una industria fuertemente competida, estas tendrán que definir una estrategia que les ayude a anticipar los cambios en el mercado de manera ágil, incorporando su conocimiento sobre el consumidor a los procesos de toma de decisiones y siendo flexibles para adaptarse a distintos escenarios.
NUEVOS CONSUMIDORES CON NUEVAS NECESIDADES.
Las características de un consumidor están cambiando de manera significativa y acelerada. El 72% de las empresas de alimentos identifica los cambios en los consumidores como un reto para el negocio (EY CPR Balance Executive Survey, 2019).
Alguno de los principales cambios clave que se pueden observar, son las siguientes:
Aumento en obesidad y enfermedades crónicas.
En el proceso de desarrollo de los países, se observa un crecimiento de enfermedades crónicas, causadas principalmente por la disminución de la actividad física y los malos hábitos alimenticios. El deterioro de la salud de la población se refleja en una menor productividad y en una disminución de la calidad de vida. Es por esta razón que los consumidores prefieren comprar alimentos más nutritivos, naturales y menos procesados.
Estilos de vida más saludable.
Como reacción al deterioro generalizado en la salud, provocado por una menor actividad física y una peor alimentación, en algunos mercados más desarrollados, las personas están reduciendo el consumo de carne, alimentos procesados y bebidas carbonatadas azucaradas. En países como México, se espera que el consumo de estos alimentos siga creciendo en los próximos tres años (Fitch Solutions, Latin America Food & Drink Report, 2019), sin embargo, cada vez son más los consumidores que adoptan nuevas tendencias en alimentación.
Preocupación por el medio ambiente.
Además de consideraciones de salud, la conciencia de sostenibilidad en el consumo es una clara tendencia. El 73% de las personas a nivel global reconoció estar dispuesto a cambiar sus hábitos de consumo para reducir su impacto en el medio ambiente (Nielsen, FMCG and Retail Insights, 2019). Las empresas que logren adaptar y posicionar sus productos como saludables y sostenibles, antes que sus competidores, podrían apelar a un número creciente de consumidores y ganar participación en el mercado.
Cambio en el perfil del comprador.
El cambio en la configuración de los hogares y el aumento de la participación de la mujer en el mercado laboral, hacen que cada vez haya más compradores hombres y jóvenes. Esto crea nuevas oportunidades de venta de productos enfocados a estos consumidores que cada vez gastan más. En Estados Unidos, por ejemplo, los millenials ya gastan más que los baby boomers, lo que hace que cada vez haya más productos enfocados en atender los gustos de estas poblaciones.
Consumidor 4.0.
La industria se dirige cada vez más a un consumidor hiperconectado y amante de la tecnología. Por ese motivo, el sector está evolucionando hacia un público que busca recetas online, cocina en directo a través de vídeo tutoriales y programa su cafetera para tener el café caliente justo al levantarse.
Globalización de gustos.
Redes sociales como Instagram han ayudado a difundir y a dar forma a las preferencias de las personas, especialmente de los jóvenes. Existen ciertos alimentos considerados saludables como el aguacate, la quinoa, el té verde en polvo (matcha) y la chía, así como los superfoods (espirulina, semillas de cáñamo, maca, entre otros) que hasta hace unos años se consumían en geografías muy específicas o pasaban desapercibidos en los anaqueles, pero que han tenido un aumento importante en la demanda a nivel global.
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